La artesanía y la artesanía artística la entendemos desde puntos comunes de contacto a partir de sus diferencias específicas que las caracterizan. La artesanía parte de un proceso que desde el terreno de la economía política se lo ubica a partir de que es el trabajador directo quien ejecuta el proceso de producción, y es propietario tanto de sus herramientas de trabajo como de acabado y del producto final de su obra.
Como objeto, es elaborado sin intervención de tecnologías y de maquinarias. Sus elementos de trabajo son rudimentarios.
La artesanía artística cumple este mismo proceso, pero a su vez, es una etapa de transición entre la artesanía y el arte, en donde existen momentos en que se siente que la artesanía sobrepasa su mismo nivel de producción, acabado y elaboración y llega a niveles de artisticidad, en una oscilación que nos hace dudar para su clasificación en tanto no se sabe bien si es artesanía artística o arte.






Para los ortodoxos la clasificación pareciera evidente, el arte recibe y porta unos cánones establecidos y definidos. Nosotros no compartimos esta posición, pues sabemos que existen niveles de producción en donde se hace difícil la clasificación y delimitación de terrenos de expresividad, y más aún, al interior de los movimientos de una realidad social latinoamericana que busca de por si nuevas definiciones.